Cuando sus hijos hacen algo indebido, la mamá explosiva, se abalanza sobre ellos y les jala los cabellos, le tuerce las orejas, los abofetea o coscorronea. Si hay público, los pellizca o lanza miradas retorcidas y amenazantes con un claro mensaje "espera que se vaya la visita" " ya verás cuando estemos en casa".
Los padres descontrolados arrojan lo que tienen a mano, usan reglas, correas, chicotes y les castigan duramente. Todo esto acompañado de palabras y frases hirientes que socavan la autoestima de los chicos.
¿Qué consiguen los padres explosivos? Niños con problemas para vincularse con los demás, niños conflictivos, violentos, que inconcientemente repiten el comportamiento de los padres.
Los especialistas señalan que "conviene revisar la razón por la cual el papá o la mamá se ofusca con facilidad, pues cuando esta conducta es repetitiva, indica que en su vida están ocurriendo situaciones que le producen ansiedad, frustación o incapacidad para establecer vínculos sanos."
Sería una calamidad para los chicos que ambos padres tengan comportamiento explosivo. La pareja saludable esperará a que la pareja se calme y "después puede llevarlo a un lugar apartado y comentarle
que esa actitud asusta al niño y lo aleja del aprendizaje”, dice Rafael
Vásquez.
De hecho, ante un padre explosivo, es necesario ayuda sicológica por el bien de los chicos.
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