Fue el 18 de mayo de 1781. El cacique de Pampamarca, Tungasuca y Surimana, José Gabriel Condorcanqui Noguera, Túpac Amaru II, levantado en armas desde el 4 de noviembre de 1780, por los abusos que se cometían contra el pueblo indígena, pasa a la inmortalidad. El gobierno español presidido por el Virrey Jáuregui y Aldecoa decidió su muerte. El visitador José Antonio Areche enviado a combatir la revolución, condena a Túpac Amaru a presenciar la muerte de
los miembros de su familia y luego a morir descuartizado.
Fue una muerte cruel. Lo atan a las monturas de cuatro
caballos, de pies y manos, cara al cielo. Los jinetes clavan espuelas
en las cuatro direcciones. Antes, uno de sus verdugos,le había cortado la lengua. Para que los
indios no duden de su muerte, lo descuartizan delante de todos, en la
Plaza Grande de Cusco. Enviaron la cabeza a
Tinta, donde había nacido. Los brazos a Tungasuca, las piernas a
Livitaca. El resto fue quemado y arrojado al río. "Dicen los indios que sus cenizas
están vivas. Que bajo tierra los miembros despedazados de Tupac Amaru
están buscándose, juntándose, para volver, para liberar a su pueblo".
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