Patricia del Río, la periodista de RPP, ha escrito un artículo en "El Comercio" sobre Nadine Heredia, a raíz de su entrevista en "Cosas". Como nos parece interesante, clarificador, intuitivo y más, transcribimos algunos fragmentos.
" más allá de las cualidades o debilidades que pueda tener Ollanta Humala (ese es otro tema), es la primera vez que en Palacio de Gobierno hay
una primera dama tan presidenciable y eso no sabemos cómo manejarlo ni
los periodistas ni los ciudadanos ni el propio gobierno. Nadine Heredia,
como revela en el perfil de la revista "Cosas",
es una mujer ambiciosa (“a mí no me intimida nada”), con un proyecto
político que viene madurando hace muchos años (“si no tuviera
aspiraciones de trabajar por mi país..., no me harían este
cargamontón”), una mujer con injerencia en el gobierno (“nuestras
políticas públicas se asientan en la fortaleza de las mujeres”), una
mujer con capacidad de decisión, con don de mando, y a la que le gusta
tener protagonismo.
¿Y eso está mal? No necesariamente. Nadine Heredia está haciendo lo que casi todas las mujeres de su generación hacen: asumiendo un rol activo y no decorativo. Participando como protagonista en un escenario político que ella ayudó a construir y en el que tiene derecho a participar. Justamente, los riesgos de que haga uso indebido de recursos públicos, de que viole la ley para postular cuando no debe y de que usurpe funciones que no le corresponden (que efectivamente existen) son una consecuencia de este nuevo rol femenino que se ha instalado en Palacio, y que nadie sabe bien si amenaza con quedarse o simplemente con volver.
Y ahí está el detalle. Es el terror a la Nadine candidata y no a la Nadine primera dama lo que nos tiene tan alborotados.
Es la primera vez en este siglo, lleno de mujeres empoderadas y que no
han nacido para estar detrás de ningún hombre, que la figura de una
posible Nadine presidenta se sobrepone a la de una Nadine Cenicienta.
Y da miedo, pues. Claro que damos miedo las mujeres. Desde que ya no nos
da la gana de andar disimulando nuestras aspiraciones nos estamos
volviendo aterradoras. No deja de ser paradójico que justo cuando Nadine
Heredia decidió salir en una revista de sociales, cuando más se esmeró
en mostrarse como una abnegada madre de familia, justo en ese momento en
que sucumbió al rol más decorativo de nuestro género, apareció más
política, más poderosa y más dueña de la situación que nunca. Y es que
no se puede disimular pues, no es tan fácil, qué le vamos a hacer.
De "Cosas de mujeres" de Patricia del Río
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