Venezuela ya no dio más. Se cansó, se hartó de tanto autoritarismo, de la corrupción sin límites, de la escasez, de la carestía. Se ha llenado de valor y ha salido a reclamar, aunque le está costando la vida de su gente.
Lo que ocurre en Venezuela ya se veía venir, desde los últimos años de Chávez, porque los regímenes totalitarios ya no tienen cabida en el mundo de hoy. Bien lo dice Salinas en su columna "El ojo de Mordor": "como se sabe por experiencia, los ciudadanos ante estos regímenes
tiránicos se asustan e inhiben por un tiempo, temen las represalias
gubernamentales que asoman sobre ellos como guillotinas, pero el miedo
se acaba en un momento determinado. Y en ese instante es cuando comienza
la resistencia, la protesta, la rebelión."
A los autócratas les espera un triste destino. Chaplin, genialmente, lo expresa en esta escena de "El gran dictador".
A los autócratas les espera un triste destino. Chaplin, genialmente, lo expresa en esta escena de "El gran dictador".
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