"Desde hace un tiempo me divorcié de la amargura, de la tristeza, de las envidias, del egoísmo, de pensar mal de otros, de las clasificaciones burdas de los seres humanos, de la hipocresía y la falta de sensibilidad.
Me he divorciado de la mediocridad, de la arrogancia, de pensar que soy mejor que los demás y de todo aquello que me priva de ser feliz y honesto conmigo mismo.
Me he divorciado también del estrés y de la angustia que produce el buscar siempre la aprobación de los demás, intentando impresionarlos con mi casa, con mi auto, con mi forma de vestir, con fotografías de los lugares que frecuento.
Ahora hago mis propias elecciones sin importarme el qué dirán, sin dejarme gobernar por la vida social.
Este divorcio me ha servido para aceptarme como soy, con mi físico, con mis cualidades y limitaciones.
También me ha permitido aceptar las cosas y personas que me rodean: el clima, el ruido, la gente con sus quejas y chismes- aunque me alejo de ellas para que no me desetabilicen.
Ahora divorciado reconozco que cometí muchos errores y me empeño en no repetirlos.
Hoy estoy soltero de todos los malos sentimientos y me he casado con la felicidad, a la cual prometo ser fiel hasta el final de mis días. Por eso espero cada día con nuevas expectativas y voy llevando a mis amigos y conocidos palabras de esperanza. Soy feliz de estar vivo, de poder escribir estas notas y de alegrarme con cosas tan sencillas como esta, de contarte lo que siento." Autor desconocido.
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