lunes, 20 de junio de 2016

La muñeca que necesita PPK.

"Tener muñeca" es tener la inteligencia, la habilidad y astucia necesarias para resolver situaciones difíciles. Seguro que esta frase está relacionada con la función de movimientos diversos que poseen las muñecas, de nuestras extremidades superiores.
El  politólogo Alberto Vergara, en "Muñeca brava" un enjundioso artículo de El  Comercio, considera que "una muñeca brava" es la que necesita PPK para que su gestión tenga buenos resultados. Aquí unos de los pérrafos más esclarecedores:
 "La urgencia de PPK es mucho más construir la legitimidad que vincula al presidente con los ciudadanos, que construir la gobernabilidad que descansaría en la relación entre Ejecutivo y Legislativo. 
Una tarea para PPK: ganar con obras el apoyo de las ciudades del norte.
 Kuczynski será presidente pero, por un rato, no puede dejar de ser candidato. En las grandes ciudades del norte, PPK fue rechazado contundentemente y las sureñas lo apoyaron con indisimulado desgano. Es necesario que el presidente electo vaya pronto al norte a convencer a esos ciudadanos de que será el presidente de todos los peruanos y que dejará la piel en solucionar sus problemas, en especial el crimen. Y debe peregrinar por las ciudades del sur, agradeciendo a pecho abierto, pues sin ellas no habría tenido siquiera la posibilidad de ser presidente. En un país sin mediaciones políticas, establecer la empatía entre presidente y ciudadanos es largamente más necesario que una foto con Alan García, Luis Bedoya o reunirse con Keiko Fujimori. El candidato gris necesita convertirse en un presidente con respaldo propio."
"...la debilidad principal de PPK no está en el Congreso, como tantos mencionan, sino en la sociedad. Si resuelve la segunda, aligera la primera. 
...hay un país que acaba de votar por PPK que reclama ser representado, respetado, y que es una potencial base para el gobierno. 
A PPK y a su equipo debería quedarles claro que no han ganado porque tuvieran mejores propuestas económicas, sino porque triunfó la preocupación por el Estado de derecho, por las instituciones. Quienes lo han respaldado son ciudadanos huérfanos de líderes, partidos, pero que no se resignan a vivir en un país chacra.
 Hay, entonces, una agenda institucionalista por explotar,
 Desde reformar el Poder Judicial hasta respaldar la unión civil, pasando por una sólida agenda anticorrupción, hay un abanico de iniciativas que, sin poner en riesgo su marca de defensor del modelo económico, le permitiría construir una agenda progresista, así como una base de apoyo medianamente consistente. 
En la campaña (PPK) entendió tardíamente que debía hacer política, es decir, tomar la iniciativa, pelearse, no arrugar ante el “ruido político” que horroriza a lo más fino de Lima. Ahora tiene que entenderlo como presidente. Necesitará muñeca con la sociedad, muñeca en el Congreso, muñeca en la calle, muñeca con su pasado. Vamos, una muñeca brava.

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