miércoles, 18 de noviembre de 2015

El horror de la guerra

El pasado viernes 13 fue un viernes negro para Francia. Los ataques terroristas, reivindicados por grupos yihadistas, del llamado EI (Estado Islámico) dejaron 132 muertos y decenas de heridos graves.  Los terroristas de París justificaron los atentados del viernes manifestando que eran contra la intervención militar de Francia en Siria. 
Por los medios sabemos que el Ejército francés opera contra ese grupo terrorista en Irak, desde el 2014, con cazas Rafale y Mirage 2000 y un contingente de más de setecientos efectivos ( sumándose así  a la alianza internacional liderada por EEUU ) pero en Siria se limitaba   a enviar armas y equipos de telecomunicaciones a los rebeldes. Sin embargo desde setiembre de este 2015, la fuerza aérea francesa, ha bombardeado y atacado objetivos de esta agrupación  terrorista  en Siria.
De lo que ha pasado en Francia el mundo entero fue informado y todos repudimos el ataque.

Dos días después, el domingo 15, conocimos que fuerzas militares francesas y rusas bombardearon con escaso margen de horas el feudo yihadista de Raqa. Rusia ha intervenido después de haber admitido que su avión, derribado, dobre el Sinaí, hace unos días habría sufrido un atentado por parte de grupos yihadistas.
Sobre estos bombardeos concertados entre Rusia y Francia  nadie ha hablado del número de muertos y heridos.Sólo sabemos que "A la 1.30 de la madrugada del domingo, los cazas lanzaron 16 bombas guiadas por láser sobre sus objetivos. Se trata de bombardeos muy intensos." 
Para comprender lo que está pasando recurrimos a un atinado analista internacional, Carlos Aznárez, que entre otras reflexiones manifiesta:
"Frente al horror se quiere responder con más horror, se habla en los titulares de los principales medios con total ligereza, de que “ahora sí empezó la guerra”, o se alimenta la idea (en forma directa o solapada) de que el mundo árabe y musulmán atenta contra la sacrosanta democracia francesa. A sabiendas que la casi totalidad de esa colectividad repudia al ISIS y sus protectores.
Tiene muchísima razón el presidente sirio Bachar Al Assad cuando, después de condolerse por las víctimas de los atentados, recuerda que “Francia conoció ayer lo que vivimos en Siria desde hace cinco años”. Y lo dice precisamente quien en innumerables ocasiones ha intentado -como antes lo ha hecho el líder libio Gadaffi- convencer a los gobernantes franceses que no armaran, equiparan logísticamente y costearan con millones de dólares a los ejércitos mercenarios que han sembrado el terror, la muerte y el desesperado destierro de cientos de miles de sirios e iraquíes. En cada ocasión que este mensaje resonaba en los foros internacionales, la posición francesa siempre fue la misma: ratificar su creencia de que exportando la guerra, alineándose con la OTAN y subordinándose ante el mandato imperial monitoreado desde Washington, “el problema sirio”, es decir el tan buscado derrocamiento de Al Assad, iba a ser resuelto".
Líneas más abajo dice:
 "los que pagan los errores de los poderosos siempre son los ciudadanos de a pie, cuya única culpabilidad, si es que la tuvieran, quizás sea votar y catapultar a la presidencia, a esos asesinos seriales que luego los condenan a la muerte.
Y propone luego la urgencia de enmendar, diciendo:"  que esta repudiable venganza yihadista,  más allá del falso llanto de quienes los gobiernan, debería ser un llamado urgente para que la sociedad francesa, como otras del continente europeo, se decidan a interpelarlos, y exigirles que abandonen sus ideas expansionistas, injerencistas y autoritarias. Que cesen los comportamientos xenófobos, como los que a pocas horas de ocurrir estos atentados, ya han generado el incendio de un campo de inmigrantes refugiados en Calais. Que miren a quienes huyen de las guerras provocadas por la OTAN, como hermanos y no como enemigos. Que se vuelquen a comportamientos humanitarios y no busquen excusas donde sólo hay hombres y mujeres que quieren ser tratados como tales y no como ciudadanos de segunda clase.
Quizás, estas circunstancias marcadas por el dolor, puedan servir de punto de inflexión para buscar un punto de inicio diferente. Si esto no ocurriera, como parece probable visto lo visto, nadie, absolutamente nadie tendrá derecho a preguntarse, cuando el horror se repita: ¿Por qué a nosotros…? "Carlos Aznárez en su artículo ¿El horror en París es diferente al de Siria, Iraq, Palestina y El Líbano?

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