El triunfo de Jesús en el Domingo de Ramos es
signo de su triunfo definitivo. Los ramos nos muestran que
Jesús va a sufrir, pero como vencedor; va a morir, pero para resucitar. En resumen, el Domingo de Ramos es
inauguración de la Pascua, paso de las tinieblas a
la luz, de la humillación a la gloria, de la muerte a la vida.
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