Inmensurable
Madre,
sembradora
pasión desesperada,
hacedora implacable,
grano a grano preñada,
gigante paridora.
Cosechera,
mandíbula feroz,
ávida espiga,
grávida golosa,
volcánica, tenaz,
Diosa legítima,
¡Devoradora!
Madre nuestra La Tierra
que fluyes en el poro de todo lo viviente,
reflejas tu emoción en los plurales,
caminas desde el centro de lo Uno,
prologas el hechizo de los números pares;
que rondas en el paso y la caída,
respiras en el hueco sonoro de la noche,
sonríes en el astro de fuegos tutelares
y en los trémulos cauces del verbo de la leche.
Mueren las extensiones en tus brazos,
de ti nacen honduras y pilares;
¡Qué sabor de granada turbulenta!
¡Qué perfume colérico de sangre!
Eres punto y esfera, muslo de agua,
nido y fosa y atmósfera radiante,
y todas las palabras y los niños
y los gajos de todas las naranjas.
Fragmento de "Madre nuestra la tierra" de Aurora Reyes
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