Pensé que en la misa dominical, el sacerdote lo compartiría con los fieles. Me equivoqué. Pregunté a mis amistades si en sus parroquias había sido nombrado el Padre Gustavo Gutierrez. Nada.
El sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, recibió el miércoles 28 de setiembre pasado, el premio "Pacem in terris", en la ciudad de Davenport, del estado de Iowa (EEUU), por sus escritos sobre la Iglesia. "Dicho galardón se entrega desde 1964 en conmemoración de la encíclica del papa Juan XXIII y tiene hasta la fecha 44 laureados. Gutiérrez recibió el premio de manos de un comité de representantes católicos, judíos y musulmanes", señalaron los medios.
¿Por qué el silencio? Al parecer, sectores conservadores de la iglesia católica, se niegan aún a reconocer los innegables méritos de este filósofo y teólogo peruano, quien se ordenara sacerdote diocesano en 1959 y dominico desde 1998.
El Padre Gutiérrez ha sostenido siempre que " hay una relación entre salvación,
liberación y desarrollo; y el papel de la iglesia es el de la opción preferencial por el pobre". Sus planteamientos se han mantenido críticos contra las estructuras sociales injustas que perpetúan la pobreza en países comolos nuestros.
"Estar junto al pobre, es estar del lado del que Dios
está. Por consiguiente, la Iglesia, si es verdadera Iglesia, es una
Iglesia de los pobres".
"Teología de la liberación quiere decir: establecer la relación que
existe entre la emancipación del hombre –en lo social, político y
económico– y el reino de Dios.
Yo deseo que el hambre de Dios permanezca; que el hambre de pan se haga resolver... hambre de Dios sí, hambre de pan no." dice el Padre Gutiérrez.
El Premio otorgado es un espaldarazo para este hombre "pequeño pero sabio que ha conocido desaprobaciones y el exilio. Y que ahora es capaz de
ver el trabajo de su vida reivindicado", ha dicho Religion News Service en su página web.
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