Mujer del
ande: fuerte entre las piedras que recorres, dulce como el canto de la cuculí. En las alturas, en el frío
altiplánico, avanza tu figura tras la llamita, la alpaca o la vicuña. Tus manos
van de la siembra, a la cocina y al tejido mientras sueñas con luceros, iluminando
el camino de los tuyos.
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