¿ Y qué tal si en el año del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, el Papa Francisco se animara a autorizar que las mujeres monjas o religiosas celebren misa, prediquen e impartan los sacramentos? ¿Qué tal si la Iglesia católica se atreviera a dar el gran paso, ese que hace tiempo dio la Iglesia anglicana con religiosas obispas, desde el año pasado y con muchas en los más altos cargos desde hace mucho?
¿Qué tal si la voz de Santa Teresa de Jesús retumbara, primero en las propias mujeres religiosas y en su jerarquía católica y se diera el gran salto hacia la igualdad que reclamaba la Santa de Ávila? ¿ Qué tal, si por fin se otorgara a las mujeres religiosas el lugar que merecen en la Iglesia a la que aman y sirven incondicionalmente?
“Señor, no aborrecisteis a las mujeres cuando andabais por el mundo;
antes al contrario las favorecisteis siempre y hallasteis en ellas tanto
amor y más fe que en los hombres… ¿No basta Señor que nos tiene el
mundo acorraladas, que no hagamos cosa que valga nada en público, ni
osemos hablar algunas verdades que lloramos en secreto? No lo creo yo
Señor de vuestra bondad y justicia” ( en "Obra completa" p. 543).
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