Hasta cuándo entenderemos que los niños deben ser en la familia, lo primero, siempre. Ellos por encima de todo: de nuestras necesidades personales, de nuestros apremios o preferencias. En estos días nos ha conmovido la terrible muerte de un pequeño de 4 años a manos de su padrastro, el hombre que tuvo la oportunidad de ser un buen padre adoptivo.
La doctora Carmen González, a propósito de este caso, escribió lo siguiente en Peru 21:
"Es importante que las autoridades enseñen que
en las familias debe haber un orden; que cuando no hay padre, el hijo
depende únicamente de la madre; que el padrastro tiene vínculo afectivo
con la madre pero no con el hijastro; que los permisos, normas y otros
los debe dar la madre; que el padrastro no es padre, por lo que no debe
ser llamado papá porque ello causa confusión; que un buen padrastro
apoya a su pareja para que cumpla bien su rol de madre.
Si este orden familiar hubiera sido
respetado, el niño de cuatro añitos no hubiera sido asesinado a golpes
por su padrastro hace tres días." Y aclara la Dra. González " esto es válido también para las madrastras".
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