"Obedecer sin dudas ni murmuraciones" es la consigna en muchas instituciones castrenses - ejército, marina, aviación, policía-. Y en estos ultimos días estamos viendo las consecuencias de este dañino estilo que bajo la forma de disciplina se impone a rajatabla entre los subordinados de esas instituciones. Policías que obedecen a ciegas la orden de disparar a presuntos delincuentes (que también tienen derechos) terminan con orden de captura y condenados a cárcel, en Piura. Soldados que ingresan al furioso mar de la Playa de Marbella obedeciendo la orden de su superior han perdido la vida, en Lima.
"Obedecer sin dudas ni murmuraciones" atenta contra derechos fundamentales de las personas: el derecho a pensar, a criticar, a discernir, a decidir, a expresarse, a enjuiciar, a dudar, también. A nuestros niños, adolescentes y jóvenes debemos ayudarles a desarrollar su propio criterio. No se pueden obedecer órdenes que nuestra razón, nuestro juicio, nuestra lógica nos indican que son equivocadas. Así las diga nuestro jefe, el cura de la iglesia, el comandante o no sé quién.
Hay mucho qué hacer en este aspecto y no sólo en instituciones militares. Los tiempos nos obligan a optar por nuevas pedagogías donde lo principal sea el respeto a la persona y donde el abuso, el maltrato, la imposición no tengan cabida.
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