Muchos de nosotros, hoy padres y hasta abuelos, nos lamentamos por no haber tenido metas claras en la vida y de - por esta causa- haber perdido tiempo y oportunidades.
La vida, en compensación, nos depara la ocasión de contribuir a que nuestros hijos y nietos aprendan tempranamente a lograr metas en sus vidas.
Con los pequeños podemos empezar a practicar el logro de metas relacionadas con tareas básicas: esta semana aprenderás a vestirte, por ejemplo.
Los especialistas recomiendan: "Comience con el anuncio de la meta – “Hoy, la meta será aprender a vestirte
solo”.
Luego, anuncie cada uno de los pasos previos a su realización:
“En primer lugar, tenemos que elegir lo que queremos usar. A
continuación, tenemos que ponernos los calzoncillos, luego los pantalones…” y así sucesivamente."
De esta manera, el niño va aprendiendo que para lograr una meta hay que fijarse, en primer lugar, un propósito y luego, un plan para lograrlo.
Claro está que siempre deben ser ellos quienes determinen las metas: "me propongo sacar A en el examen de matemáticas", "este mes aprenderé a bailar marinera". Si los chicos no tienen interés en un objetivo, muy difícilmente van a lograrlo. Mal haríamos los mayores si rechazáramos sus propósitos con comentarios como: "eso no es importante" " esto no vale la pena".
Cada vez que ellos compartan con nosotros sus propósitos, es bueno preguntarles sobre sus avances y dificultades "una vez que el niño vaya logrando avances en su plan de trabajo, hay que irlo alentando y motivando, y desde luego al llegar al final de su meta establecida requerirá de celebración, para que esto vaya sembrando en su mente lo bueno que es fijarse metas y lograrlas... Si tu hijo no logra su meta final, habla con él acerca de lo que pudo aprender con esta experiencia, porque aún así habrá aprendido lecciones. Motívalo a que no se dé por vencido con los sueños que son importantes para él y a que si un plan no funciona, tendrá que revisarlo, modificarlo e intentarlo de nuevo." señala Maca Hernández en su blog "Organízate ya"
Claro está que siempre deben ser ellos quienes determinen las metas: "me propongo sacar A en el examen de matemáticas", "este mes aprenderé a bailar marinera". Si los chicos no tienen interés en un objetivo, muy difícilmente van a lograrlo. Mal haríamos los mayores si rechazáramos sus propósitos con comentarios como: "eso no es importante" " esto no vale la pena".
Cada vez que ellos compartan con nosotros sus propósitos, es bueno preguntarles sobre sus avances y dificultades "una vez que el niño vaya logrando avances en su plan de trabajo, hay que irlo alentando y motivando, y desde luego al llegar al final de su meta establecida requerirá de celebración, para que esto vaya sembrando en su mente lo bueno que es fijarse metas y lograrlas... Si tu hijo no logra su meta final, habla con él acerca de lo que pudo aprender con esta experiencia, porque aún así habrá aprendido lecciones. Motívalo a que no se dé por vencido con los sueños que son importantes para él y a que si un plan no funciona, tendrá que revisarlo, modificarlo e intentarlo de nuevo." señala Maca Hernández en su blog "Organízate ya"
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