viernes, 17 de junio de 2011

Un líder peruano y un tema doloroso.(2)


" Y fue por esa vergüenza, fue por ese cuestionamiento a nuestra capacidad como sociedad, para enfrentar problemas tan básicos por resolver, que los cocineros decidimos unirnos en torno a una nueva misión y visión de la cocina ya no como un fin en sí mismo, lúdico, placentero, exclusivo, sino como un medio, como un vehículo que sin renunciar ni a la estética, ni a la excelencia tuviese como fin el ser un espacio de inclusión, de creación de oportunidades para los que menos tienen. De tolerancia y aprecio entre nuestras diferencias, de recuperación de nuestra identidad a partir del orgullo por lo que somos, de convocatoria e inspiración a todas las fuerzas sociales y productivas del país hacia un proyecto común que renuncie al apetito personal en aras de grandes objetivos nacionales. En suma, en el encontrar y recuperar el sentido de vivir soñando el futuro, pero desde la acción. Actuando y asumiendo con honor las responsabilidades del presente.

Y aquí estamos, buscando ser siempre coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos, teniendo como mayor anhelo el ganarnos el respeto y el cariño de nuestro pueblo a partir de nuestras acciones, sin esperar más que eso, que es mucho más valioso y grandioso que cualquier logro económico, individual o personal.

Y en ese sendero andamos, esperando que pronto el camino exitoso de nuestra cocina contribuya a que en el Perú, un día cercano, no haya un solo niño malnutrido. Que con las oportunidades que generen, toda una cadena de valor gastronómico peruano expandiéndose por el mundo, podamos saldar largas deudas con nuestros campesinos que encuentran nuevos mercados para sus productos, pescadores artesanales que finalmente ven protegido su mar de la depredación, jóvenes sin oportunidades que se suben al tren gastronómico para transformar sus vidas, y sobretodo un país históricamente fragmentado, que de pronto encuentra un espacio común, en donde celebrando nuestras diferencias, finalmente nos abrazamos para construir juntos una gran nación.

Dicho todo esto, queda claro entonces, que al igual que la desnutrición afecta claramente a los objetivos de una exitosa gastronomía, la tuberculosis afecta no solo a los objetivos de la gastronomía sino a los objetivos de todos los peruanos, en el terreno individual, colectivo o nacional.

No podemos soñar con un gran país que seduce, si no hemos sido capaces de derrotar la tuberculosis. ¿Cómo podemos contarle al mundo que somos los mejores si es que en las listas de índices de tuberculosis de America Latina aparecemos como los peores. ¿Cómo? ¡No es posible!

¿Cómo podemos decirle a un inversionista que venga a invertir a este competitivo Perú, cómo podemos convencer a un comprador de prendas de vestir que las nuestras son las de mejor calidad, cómo podemos invitar a que nos visiten a esta hermosa y diversa tierra peruana tan llena de sorpresas o cómo podemos animar el apetito del mundo por nuestra cocina si es que cuando hurguen, tan solo un poquito, de pronto se encuentren con esta triste realidad?

¡No! ¡No y no! No es posible seducir consistentemente a nadie si no podemos exhibir como carta mínima, el pertenecer a una sociedad que logró vencer la tuberculosis y estar liderando los estándares regionales de su erradicación.

Siendo una enfermedad curable, siendo una enfermedad prevenible, conociendo que el hacinamiento y la malnutrición son sus causas más poderosas, es inadmisible que una sociedad como la nuestra que hoy aspira y sueña a tanto, no se inmute , ni se avergüence, ni entienda que su erradicación no obedece solamente a razones éticas o morales, que de sobra serían más que suficientes, sino que -sobretodo en esta hora crucial- se vuelven de necesidad histórica para alcanzar cualquiera de nuestros sueños más personales.

Señores en este terreno nada hay que inventar. Está todo dicho. Es solo cuestion de pasar a la acción: Mejores programas de vivienda que eliminen el hacinamiento. Generación de empleo con salarios justos que mejoren el ingreso familiar y con ello la alimentación de niños y jóvenes de nuestra patria, campañas de información a todo nivel para evitar la discriminación hacia aquellos que tengan la enfermedad y la autodiscriminación o el miedo en quienes la tengan para continuar y no abandonar su largo tratamiento. Y por supuesto inspirar y convocar a toda la sociedad, empresarios, universidades, familias, en asumir este problema como propio."

No hay comentarios: