No sólo en la escuela sino en el hogar, los estados afectivos manifestados por los padres, maestros o cuidadores de niños son captados intuitivamente por ellos, produciéndose una especie de "contagio emocional". Donde hay una mamá temerosa habrán hijos temerosos, una maestra alegre tendrá niños alegres en su aula porque "Es de este modo cómo se forma principalmente la
afectividad de una persona en sus primeros años; "por contagio emocional"
de las personas que la rodean".
En los alumnos adolescentes, aunque no dejan de tener influencia maestros y maestras, ésta influencia "es superada por la
influencia de los compañeros. Son las amistades (y des amistades), así
como los enamoramientos los que marcan el ritmo de la vida afectiva de
los alumnos adolescentes".
Son,
especialmente importantes "tutores" o "asesores" de niños y
adolescentes. Hay que también indicar que materias como Educación
Física, Literatura, Música, Dibujo y Pintura y otras son especialmente apropiadas para modelar la afectividad de chicos y adolescentes, siempre y cuando no se conviertan en secuencias meramente informativas. Que el alumno manifieste la emoción que le produce tal o cuál sinfonía, la actuación de tal o cual personaje, qué lectura lo conmovió, por qué lo deja indiferente tal situación, qué cuadro sintió cercano.
Pero no son los maestros de estas asignaturas los encargados del desarrollo de tan importante aspecto, sino todo el personal que labora en la escuela. Que los alumnos perciban muestras genuinas de calidez y acogida en sus mayores. Cuando los chicos se sienten escuchados, respetados y seguros corresponden con sentimientos también positivos.
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