Ayacucho es la tierra de las iglesias, de las casonas con arcos y techos de dos aguas. Es la ciudad peruana que conserva su arquitectura colonial y donde sus pobladores, a la par que el castellano, hablan el quechua o por lo menos lo entienden.
Después de los duros años del terrorismo - Ayacucho vio nacer a Sendero Luminoso- se levanta próspera. Ha sido designada como «Capital del Arte Popular y de la Artesanía del Perú» por el trabajo de sus artesanos en el tallado de la "piedra de Huamanga", por la alfarería de Quinua y por sus "retablos ayacuchanos".
Nos quedamos con la bella interpretación de un carnaval ayacuchano a cargo de dos de sus hijas predilectas: Saywa y Damaris, madre e hija.
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