Desde siempre fue un combatiente: luchó contra la poliomielitis que quiso recluirlo y atarlo, batalló por los derechos de los minusválidos y de los más pobres.
Hombre de izquierda, defendió sus ideas a capa y espada. Nunca se calló. Durante la época más dura del fujimorato, su voz se levantó frontal y sin temor.
Pudo ser un burgués acomodado y complaciente pero fue un guerrero del lado de los desposeídos. Hoy reposa en paz.
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