I
Desde tu niñez fuiste santa
¡Oh, Eduviges Portalet!
Muchos corazones alegraste
con tu sencillez
y con tus palabras curaste
multitud de tristes almas.
II
Con amor y ternura
cuidaste a tus hermanos
y llenaste el vacío que la madre dejó.
Bello, noble encargo,
que un alma extraordinaria
como la tuya logró
III
Mujer emprendedora,
de gran corazón,
con talento y devoción
y fortaleza admirable
formas una congregación
que es una bendición
IV
Dominicas de la Inmaculada Concepción
lleva por denominación
y la palabra divina,
el estudio, el silencio,
la oración y la paz
son su identificación,
V
Estrella de nuestras almas,
guía de nuestra vida,
no nos dejes solas
hay mucho por recorrer
y abundan las piedras
que nos pueden hacer caer.
VI
Enséñanos a vivir con alegría,
para seguir con devoción
el mandato que Cristo nos dio.
Ayúdanos madre, Eduviges,
a acercarnos a Dios
y que su palabra
nos transforme de corazón.
AUTORAS:
Astrid Elsa Carolina Sialer Gallo
1 comentario:
Luz y Verdad,
¡lindo poema!, seguro con esto voy a ganar el concurso.
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