"Soy un contador de historias y, por lo tanto, antes de proponerles un brindis, voy a contarles una.
Érase una vez un niño que a los cinco años aprendió a leer y gozaba leyendo historias hasta que un día decidió inventarlas y escribirlas. Lo hacía con dificultad pero con felicidad. Hasta que un amanecer, en Nueva York, recibió una sorpresiva llamada en la que un señor de apellido impronunciable le anunció que había recibido un premio y debía ir a recibirlo a la capital de un país llamado Suecia".
Estas palabras fueron pronunciadas por Mario Vargas LLosa durante la cena de gala ofrecida a los premiados de este año.
En la fotografía el preciso momento en que el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia entrega al escritor peruano Mario Vargas LLosa, la medalla que lo distingue como el Nobel de Literatura 2010
Érase una vez un niño que a los cinco años aprendió a leer y gozaba leyendo historias hasta que un día decidió inventarlas y escribirlas. Lo hacía con dificultad pero con felicidad. Hasta que un amanecer, en Nueva York, recibió una sorpresiva llamada en la que un señor de apellido impronunciable le anunció que había recibido un premio y debía ir a recibirlo a la capital de un país llamado Suecia".
Estas palabras fueron pronunciadas por Mario Vargas LLosa durante la cena de gala ofrecida a los premiados de este año.
En la fotografía el preciso momento en que el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia entrega al escritor peruano Mario Vargas LLosa, la medalla que lo distingue como el Nobel de Literatura 2010
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